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Berisso, Buenos Aires, Argentina

martes, 2 de noviembre de 2010

te metes en mi c o r a z ò n

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De sobra sabes que eres el primero, que no miento si juro que daría por ti la vida 
entera.
Y sin embargo un rato cada día ya ves, te engañaría con cualquiera, te cambiaría 
por cualquiera.
Mitad arrepentida y encantada de haberme conocido, lo confieso.Tú que tanto has 
besado tù.
Que me has enseñado, sabes mejor que yo que hasta los huesos sólo calan los besos 
que no has dado; los labios del pecado.
Porque una casa sin ti es una embajada, el pasillo de un tren de madrugada, un 
laberinto sin luz, ni vino tinto, un velo de alquitrán en la mirada.
Y me envenenan los besos que voy dando.
Y sin embargo cuando duermo sin ti contigo sueño,
Y con todos si duermes a mi lado,
Y si te vas me voy por los tejados como un gato sin dueño, perdida en el pañuelo 
de amargura que empaña sin marcharla tu hermosura.
No debería contarlo y sin embargo cuando pido la llave de un hotel y a medianoche 
encargo un buen champaña francés y cena con velitas para dos siempre es con otro, 
amor, nunca contigo bien sabes lo que digo.
Porque una casa sin ti es una oficina, un teléfono ardiendo en la cabina, una 
palmera en el museo de cera, un éxodo de oscuras golondrinas.
Y cuando vuelves hay fiesta en la cocina
Y baile sin orquesta
Y ramos de rosas, con espinas.
Pero dos no es igual que uno más uno
Y el lunes, al café del desayuno, vuelve la guerra fría.
Y al cielo de tu boca el purgatorio.
Y al dormitorio el pan de cada día.